ALGUNAS
APROXIMACIONES SOBRE EL PENSAMIENTO CIENTÍFICO Y SUS IMPLICACIONES EN LA
CORRECCIÓN DE DISTORCIONES COGNITIVAS
Pensar no es un fenómeno
abstracto planteado en el vacío, una especie de experiencia mística sin
contenido, sin propósito determinado. Pensamos en función de un hecho, de un
fenómeno, de un objeto, es decir, pensamos en función de algo.
Ahora bien, una vez
frente al objeto de nuestro pensamiento, debemos preguntarnos si pensamos bien,
es decir, críticamente o si nos contentamos con
ideas ingenuas o superficiales sobre Él. Pensar críticamente sobre
cualquier objeto de la realidad sea este un objeto concreto o abstracto, un
hecho o un fenómeno implica:
1. Identificar las ideas previas que se tienen sobre el objeto de
pensamiento, es decir, identificar el
marco de orientación y referencia que determina
las concepciones que el sujeto posee sobre el mundo que lo rodea. Es
indispensable que el sujeto se aboque a la tarea de clarificarlas
objetivamente, esto es, esclarecer si son claras o confusas, objetivas o
subjetivas, exactas o imprecisas, basadas en evidencias o en supersticiones o
prejuicios.
Si
mis ideas sobre el objeto de mi reflexión son claras, objetivas, exactas,
basadas en evidencias, todavía puedo profundizar más, formulando nuevas
preguntas o cuestiones que antes no
había planteado, identificando nuevos hechos y datos inadvertidos en el pasado,
etc.
Por
el contario, si mis ideas son confusas, subjetivas, imprecisas, supersticiosas
o prejuiciosas, es mi deber, cuestionar todas estas falsas ideas y abocarme a
la Búsqueda de la Verdad (verdad
objetiva, lógica, que implica desarrollar actitud científica).
2. Identificar el
problema, la cuestión. La formulación correcta del problema además de facilitar
la comprensión inicial del asunto, determina su adecuada solución.
3. Formulación de
Hipótesis o supuestos básicos que puedan orientar mi investigación.
4. Documentación. Es
decir, recogiendo toda la información relevante al problema de investigación:
teorías, conceptos, datos estadísticos, etc.
5. Diferenciando las
distintas posturas, puntos de vista o respuestas que desde la teoría se plantean
sobre el tema (análisis e interpretación de perspectiva).
6. Evaluando cada postura
teórica, eligiendo la más racional, es decir, la más coherente entre los
enunciados y las evidencias. (Ver figura 1)
Esta actitud frente a los
objetos de la realidad que he llamado actitud
científica implica adoptar como estrategia y habito mental pensar en
función del método científico.
Figura
1.
Lo que implica el acto de pensar.
La escuela en
consecuencia debe abocarse a la enseñanza de estrategias eficaces para el
desarrollo del pensamiento científico. Coincido con (Saiz, 2002) “…necesitamos
enseñar a pensar. Contestar que no lo necesitamos exige demostrar que nuestro
funcionamiento intelectual es aceptable para el desempeño de nuestras
actividades, que no existen deficiencias en el mismo que impidan el logro de
nuestras metas. Sin considerar más datos que los de la experiencia personal,
resultaría difícil sostener esta conclusión de eficiencia cognitiva. Son muchas
las ocasiones en las que cometemos errores, reflexionamos de manera falaz, o
decidimos de forma errónea o sesgada. Si atendemos a otra clase de datos de
mayor calado es posible que aumente nuestro pesimismo respecto a nuestra
destreza intelectual.
Halpern (1998) comentaba
algunos datos realmente inquietantes. Entre el 70% y el 78% de los
universitarios lee el horóscopo, y muchos se lo creen. Un 99% de los
estudiantes de primeros cursos de universidad cree en algún fenómeno paranormal
y el 65% de éstos manifiesta haber experimentado al menos uno. En el verano del
97, en Roswell (Nuevo México) se concentraba una multitud para celebrar 50 aniversario
de la llegada de extraterrestres a la tierra.
A lo largo de décadas,
educadores e investigadores han recogido datos de peso sobre los límites del
pensamiento. Varios trabajos constatan que ha descendido el porcentaje de
alumnos que llega a adquirir un cierto nivel de desarrollo intelectual (Baron y
Sternberg, 1987 –prefacio-). En la misma dirección, otro estudio indicaba que
la capacidad de razonamiento matemático de los estudiantes ha disminuido en los
últimos 15 años (Steen (1987). En varios estudios se encontraba que sólo el 25%
de los estudiantes del primer año de universidad manifiestan un nivel
suficiente de pensamiento lógico (Halpern (1987). En otros trabajos se ponía de
manifiesto que muchos estudiantes de todos los niveles de enseñanza son
incapaces de pensar y resolver problemas según las demandas de sus actividades
escolares (Nickerson (1994). En un interesante estudio acerca de los programas
de enseñanza para el siglo próximo en Estados Unidos (Report for America 2000
-Us Department of Labor, April, 1992), se recogen datos realmente preocupantes
sobre el bajo nivel de desarrollo intelectual de los ciudadanos del país con
más recursos del planeta”
En este contexto no puede
sorprendernos como ejercen sus derechos políticos las personas en esta clase de
sociedades o como eligen a sus representantes o los juicios y decisiones de
contenido ético que toman a menudo.
Bibliografía
Elder, R. P. (s.f.). Mini-guia de pensamiento
critico.
Saiz, C. (2002).
Enseñar o Aprender a pensar. Escritos de Psicologia, 53-72.