martes, 16 de abril de 2019

Trastornos psicopatico de la personalidad


EL PSICOPATA SOCIALMENTE INTEGRADO
Una de las tendencias más preocupantes en el desenvolvimiento de las “sociedades modernas” especialmente las sociedades envueltas en conflictos internos muy prolongados como guerras civiles o en sociedades que han convertido la confrontación violenta en una “forma de vida” al viejo estilo de Lacedemonia, es el creciente desarrollo, entre un grupo cada vez más grande de sus habitantes, de tendencias abiertamente antisociales, que la psicología ha clasificado como de orientación psicopáticas o psicopatías.

La psicología se ocupó por mucho tiempo  del llamado psicópata clínico, es decir, del delincuente confeso o judicialmente declarado, autor de crímenes horrendos y cuyo mejor arquetipo es Hannibal Lecter, sin embargo, ha surgido una nueva línea de investigación que se ha dedicado a los llamados Psicópatas subclínicos o socialmente integrados, personas “normales” empero, que acusan las mismas características de los psicópatas clínicos:

“El psicópata subclínico o integrado, pasa desapercibido, no necesariamente realiza comportamientos delictivos, aunque en muchas ocasiones lo hace o se encuentra en un límite difuso entre lo legal o ilegal” (Perez, 2014)   

Esta clase de psicópatas son quizás, mucho más o tan peligrosos como los psicópatas clínicos, en tanto se hayan embozados, ocultos, al asecho de sus víctimas “…representa el sujeto más preparado para arruinar nuestras vidas y socavar nuestra confianza en las instituciones sociales. Su presencia en las diferentes áreas de la jerarquía social (justicia, política, finanzas, etc.) hace un enorme daño, porque las corrompe (Soliva, 2008).  

En este artículo me propongo destacar las principales características del psicópata socialmente integrado como de sus estrategias de desconexión moral, para superar situaciones de disonancia cognitiva en las que sus crímenes o abyecciones lo sitúan a menudo. Así mismo, quisiera plantear algunas reflexiones sobre la clase de sociedad, es decir, la clase de sistema socio-cultural (económico, político y cultural) que propicia la aparición y desarrollo de este tipo de personalidades patológicas y el encumbramiento que estas alcanzan en sectores fundamentales del entramado social: la política, la administración de justicia, lo medios de comunicación, la instituciones de salud, las finanzas etc.

Características de la personalidad Psicópata

“La psicopatía es un  trastorno psicológico caracterizado por una total escisión entre la razón y la emoción. La literatura existente sobre el tema nos informa que esta alteración de la personalidad denominada psicopatía posee dos dimensiones o componentes, por un lado las características de personalidad y por otro los comportamientos. El primer componente incluye aspectos de la personalidad en sentido estricto tales como la capacidad de fascinar de los psicópatas, la valoración grandiosa del yo, su capacidad de engañar y manipular, así como la crueldad y la falta de remordimientos, motivada por la escasa o nula vinculación emocional con los otros. El segundo componente abarca los comportamientos antisociales y agresivos, responsables de una vida marcada por el ansia de vivir estímulos continuados y situaciones límite” (Soliva, 2008).

FIGURA 1: Características de la personalidad psicópata. Diseño propio tomado de (Soliva, 2008)





La Organización Mundial de la Salud “…manejan porcentajes de psicopatía entre el 1-2 % de la población mundial, lo que representa a un gran número de seres humanos aquejados de psicopatía. Estadísticamente, según Mª Ángeles Luengo (2), puede existir un psicópata entre cada 100 personas, pero ese 1% no significa un criminal, ya que la psicopatía puede expresarse a través de la crueldad de un empresario, la ambición desmedida de un político, etc...” (Soliva, 2008)

Quizás una de las características más destacadas del psicópata es su tendencia a usar a los demás, para Garrido Genovés citado por (Soliva, 2008)El trastorno de la psicopatía supone que el sujeto que la padece en su grado más elevado es incapaz de mantener una relación plenamente humana con los demás. Es decir, se considera al otro como un medio para sus fines, no como alguien que posee derechos y dignidad que deba  respetar. Así, el pensamiento de los psicópatas se rige por la máxima de satisfacer las necesidades personales, generalmente las de control y poder. Y en la consecución de estos fines, es muy habitual que diga y haga cosas que nos parezcan absurdas y gratuitas.”

“Lo importante a destacar es que no existe el freno de la empatía, de la preocupación por el bienestar del otro, tal y como expresaba Hare, la ausencia de conciencia es otra de las características del psicópata, así como la incapacidad de sentir culpa o remordimiento” (Soliva, 2008)

Hervey Milton Cleckey en su obra The mask of sanity: an attempt to clarify some issues about the so-called psychopathic personality estableció 16 criterios que caracterizan al psicópata en general y desde luego al psicópata subclínico (Tomado de (Perez, 2014)  y (Soliva, 2008):

1. Encanto superficial y buena "inteligencia".
2. Ausencia de delirios y de otros signos de pensamiento irracional
3. Ausencia de "nerviosismo" o de manifestaciones neuróticas psiquiatría.
4. Poca fiabilidad
5. Falta de sinceridad
6. Falta de remordimiento y de vergüenza
7. Insuficientemente motivados y conducta antisocial
8. Pobre juicio y falta de aprendizaje por experiencia
9. Egocentricidad y patológica incapacidad para el amor
10. Pobreza en las reacciones afectivas
11. Específicos de la pérdida de visión
12. Apatía, en general, en las relaciones interpersonales
13. Fantástico y comportamiento experimental con la bebida
14. Rara vez llevan a cabo el suicidio
15. Vida sexual impersonal, trivial, y poco integrados
16. El incumplimiento de cualquier plan de vida

“Esas dieciséis características se engloban en los criterios básicos, presentados por el mismo Cleckley para identificar al psicópata y son cuatro: 1) una apariencia exterior de normalidad, 2) una falta de respuesta al castigo y a otros sistemas de control social, 3) una insensibilidad afectiva, y 4) el más importante, la constatación de que la conducta delictiva no es la característica esencial para definir la psicopatía.[1]  Así, el psicópata será definido por sus acciones de crueldad hacia los demás, sean esas delictivas o no. Según escribió Cleckley, los psicópatas enmascaran su auténtica psique presentándose como individuos absolutamente normales, e incluso pueden ser extremadamente encantadores y seductores. Para el eminente experto en psicópatas Robert Hare los psicópatas no son solo los fríos asesinos de las películas. “Están en todas partes, viven entre nosotros y tienen formas mucho más sutiles de hacer daño que las meramente físicas. Los peores, dice, llevan ropa de marca y ocupan suntuosos despachos, en la política y las finanzas. La sociedad no les ve, o no quiere verles, y les consiente (Soliva, 2008)

Como quedo expresado arriba, el psicópata subclínico o socialmente integrado o también llamado psicópata marginal es para Genovés citado por (Soliva, 2008) “una amenaza mucho más formidable que la anterior, ya que en este caso la gente que le rodea desconoce su enfermedad. Según este eminente profesor de universidad, dentro de la categoría de los psicópatas integrados socialmente, existen, a su vez, otras dos subcategorías. En primer lugar, está el psicópata que todavía no ha sido descubierto pero que es un delincuente, que viola las leyes, pero esconde esta condición porque lleva una vida aparentemente normal. En esta subcategoría están los asesinos en serie y los violadores que trabajan ocho horas, los hombres que golpean brutalmente a sus esposas e hijos en la impunidad del hogar, los policías que dirigen redes de prostitución, e incluye también a los industriales y los banqueros que llevan a la ruina a muchas familias mientras se codean con políticos y gente de la farándula, y también incluye a los respetables líderes de sectas que abusan sexualmente y explotan a sus seguidores”.

“La otra subcategoría del psicópata integrado la comprenden aquellos individuos que, sin llegar técnicamente a delinquir, se convierten en fuente de amargura y desesperación de los que les tratan, ya sean familiares o compañeros de trabajo. Aquí podemos hablar de esposos que traicionan y humillan a sus esposas, de los hijos que por su comportamiento hacen peligrar la cordura de sus padres, Garrido incluye en esta subcategoría a los colegas en el trabajo que se aprovechan del esfuerzo de los demás en su propio beneficio. A tenor de la anterior clasificación podemos afirmar que el instigador de un acoso moral lo vamos a encontrar en el apartado de psicópatas integrados, tanto entre la subcategoría de delincuentes-no-descubiertos como del grado menor de psicopatía de no-delincuentes pero si muy destructivos para sus semejantes. Para Garrido Genovés cuanto mayor sea la intensidad del trastorno psicopático, mayor posibilidad habrá de que estos individuos participen en actos violentos o antisociales como engaños, robos, fraudes y corrupciones. (Soliva, 2008)

Finalmente (Soliva, 2008) presenta algunos ejemplos históricos de psicópatas socialmente integrados: “Gilles de Rais ( -) Vamos a empezar este recorrido histórico con un héroe nacional francés: Gilles de Rais, el ayudante de Juana de Arco que posteriormente fue conocido como “barba azul; en las artes Pablo Picasso; Arthur Koestler,  Andy Warhol; en las finanzas Francisco Paesa Sánchez;  en la política Hitler, entre otros.

La peligrosidad del psicópata socialmente integrado es inmensa especialmente cuando asumen cargos de responsabilidad en la política o en las finanzas “los psicópatas no son las personas mejor preparadas para detentar el poder ya que resulta que cuando los líderes políticos y de gobierno padecen trastornos psicopáticos acaban con la vida de muchas personas. Cuando los individuos con personalidad psicopática ocupan cargos de responsabilidad, la gravedad de las consecuencias de sus acciones está en relación directa con la importancia del cargo, no sólo debido a las repercusiones de los actos de quienes dirigen, sino al número de personas que se ven afectadas por sus decisiones. Esos dirigentes se consideran en posesión de verdades absolutas, ignoran y desprecian las opiniones mayoritarias de los ciudadanos que le otorgaron el poder, mienten y manipulan para conservarlo, y son totalmente insensibles a los sufrimientos que puedan derivarse de las acciones que promueven. Sólo prima en ellos el logro, al precio que sea, de los objetivos que se han trazado de manera inflexible” (Soliva, 2008).

¿Cuál es el mecanismo psicológico que explica la desvinculación o desconexión moral que alcanza el psicópata respecto de su víctima y que le ayuda a demás a superar cualquier disonancia cognitiva que pueda surgir como consecuencia de su conducta sádica?

Todas las personas a lo largo de nuestras vidas hemos experimentado situaciones de disonancia cognitiva o como lo llamarían la filosofía conflicto moral, consiste en la tensión psicológica entre un hecho causal y nuestra actitud frente a él, el lapso o segmento que va desde la producción del hecho y nuestra respuesta actitudinal lo podemos llamar disonancia cognitiva. “Las personas tienden a mantener coherencia y consistencia entre las acciones y los pensamientos. Cuando no es el caso, las personas experimentan un estado de disonancia cognitiva (Festinger, 1957)” citado por (Bietti, 2009). El problema estriba en la forma en que respondemos al hecho causal, es decir, la forma como resolvemos el conflicto moral o la disonancia cognitiva, si en forma productiva en términos humanos o adoptando las estrategias típicas de la personalidad psicópata.

Por ejemplo: “…cuando una persona sabe que su vecino maltrata a su esposa y, sin embargo, se queda con los brazos cruzados. En lugar de intervenir de algún modo para obstaculizar la violencia (que condena), justifica la inacción con pensamientos del tipo “todos los matrimonios tienen problemas”. Desde el momento en que conoce el maltrato hasta que decide no intervenir, esta persona experimenta un estado de disonancia cognitiva.” (Bietti, 2009)

En tratándose de sujetos con personalidad psicópata recurren a las siguientes estrategias de desconexión moral para resolver situaciones de disonancia cognitiva:

“1)    Justificación del acto inmoral: consiste en una reconstrucción cognitiva del acto inmoral, que es interpretado como una acción que será beneficiosa para alcanzar objetivos aceptables según las normas morales y sociales. Esta reinterpretación se sostiene en un pensamiento utilitario que legitima la acción, ya que el logro de un objetivo mayor justifica el acto inmoral. Por ejemplo, un oficial de policía puede justificar la tortura de un presunto terrorista aduciendo que el objetivo de este acto inmoral es conseguir información para prevenir futuros actos terroristas. Otra estrategia de justificación reside en resaltar las ventajas comparativas del acto inmoral en relación a acciones cometidas por otros que serían peores. Por ejemplo, la no intervención de un testigo ante un hecho de violencia se justifica argumentando que esa falta de compromiso tiene mucha menos gravedad que el acto inmoral en sí mismo.

2)     Negación y rechazo de la responsabilidad individual: se basa en que el individuo responsable de cometer un acto inmoral sostiene que con su comportamiento no tuvo intención de lastimar a la(s) víctima(s). Normalmente, el individuo dice que las circunstancias lo llevaron a cometer el acto inmoral. El responsable se percibe a sí mismo como si estuviera controlado desde el exterior y, por consiguiente, sin ningún tipo de responsabilidad sobre sus actos inmorales. También podemos encontrar casos en los que el individuo responsable de cometer un acto inmoral se percibe a sí mismo como una parte poco importante del grupo. Por ello, percibe que sus actos no tienen mayores consecuencias y que, al final, no está lastimando a nadie. Entre los ejemplos más comunes encontramos a los ladrones de tiendas que sostienen que eso no es importante porque lo hace mucha gente, así como a las personas que no se preocupan por el medio ambiente porque nadie lo hace.

3)     Negación y rechazo de las consecuencias negativas: en este mecanismo de legitimación el foco está puesto en que, al final, las consecuencias de un acto inmoral no perjudicaron directamente a nadie. Por ejemplo, podemos observar el uso de este mecanismo cuando un ladrón de autos expresa que el dueño del auto robado obtendrá uno nuevo porque seguramente el auto robado estaba asegurado, con lo que él no le habrá hecho daño alguno. Este mecanismo predice que, cuando las personas no son enfrentadas con el sufrimiento de sus víctimas, su disposición para cometer actos inmorales aumentará.

4)     Negación y rechazo de la víctima: el responsable de cometer un acto inmoral responsabiliza a la víctima, atribuyéndole culpabilidad por la situación. Esto hace que el responsable de las acciones inmorales no sienta culpa, sino un sentimiento de que se encuentra realizando acciones justas y necesarias. En los casos de violencia doméstica, una madre puede legitimar acciones violentas hacia su hijo aduciendo que se lo merecía porque obtuvo una mala calificación en la escuela. Otro modo de desvincularse moralmente de la víctima es la deshumanización, que consiste en un proceso progresivo de degradación que termina sustrayéndole a la víctima sus derechos, rasgos personales y cualquier tipo de característica que pueda generar empatía con otros seres humanos. La tortura y los asesinatos en genocidios y guerras normalmente son legitimados por medio de un proceso de deshumanización”. Tomado de (Bietti, 2009).

Es evidente que este trastorno grave de la personalidad se extiende progresivamente en contextos violentos, en tanto representa la forma improductiva como los individuos trascienden sentimientos de miedos, impotencia y frustración al tiempo que refleja historias vitales de dolorosa violencia, un adulto maltratador fue un niño maltratado. Los trastornos de la personalidad  de orientación sádica o psicopática, en mi opinión son socialmente modelados, en consecuencia no comparto las tesis marcadamente biologicistas que atribuyen estas patologías a desequilibrios químicos en la fisiología del cerebro.

Uno de los cuadros más famosos del pintor Francisco de Goya es el titulado “El sueño de la Razón produce monstruos”, sin embargo, no es la razón la que los produce, es un estilo de vida contrario a la naturaleza humana, es una forma de vida societaria de tipo autoritario que privilegia las cosas sobre el hombre, que lo usa y despoja de todo, incluso de su dignidad. Pero a esta forma deshumanizada de organización social, hemos contribuido todos y solo pensando en función de lo que es bueno para el hombre y la mujer en términos humanos podremos transformarla, solo si el hombre y la mujer comprenden que es en la realización de sus potencias vitales como puede alcanzar la felicidad y un mundo humanamente configurado, solo entonces digo, desaparecerán los monstruos.

Referencias

Bietti, L. M. (2009). Disonancia cognitiva: procesos cognitivos para justificar acciones inmorales. Ciencia Cognitiva. Revista electronica de divulgación 3:1, 15-17.
Perez, A. A. (2014). El psicopata subclinico: sus manifestaciones y comportamientos. Derecho y Cambio Social, 1-10.
Soliva, M. P. (2008). Aproximación al Picopata socialmente integrado. Interpsiquis.



[1] Subrayados propios.


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