EL
PSICOPATA SOCIALMENTE INTEGRADO
Una de las tendencias más
preocupantes en el desenvolvimiento de las “sociedades modernas” especialmente
las sociedades envueltas en conflictos internos muy prolongados como guerras
civiles o en sociedades que han convertido la confrontación violenta en una “forma
de vida” al viejo estilo de Lacedemonia, es el creciente desarrollo, entre un
grupo cada vez más grande de sus habitantes, de tendencias abiertamente
antisociales, que la psicología ha clasificado como de orientación psicopáticas
o psicopatías.
La psicología se ocupó
por mucho tiempo del llamado psicópata clínico,
es decir, del delincuente confeso o judicialmente declarado, autor de crímenes
horrendos y cuyo mejor arquetipo es Hannibal Lecter, sin embargo, ha surgido una nueva línea de
investigación que se ha dedicado a los llamados Psicópatas subclínicos o
socialmente integrados, personas “normales” empero, que acusan las mismas
características de los psicópatas clínicos:
“El psicópata subclínico o integrado, pasa
desapercibido, no necesariamente realiza comportamientos delictivos, aunque en
muchas ocasiones lo hace o se encuentra en un límite difuso entre lo legal o
ilegal” (Perez, 2014)
Esta clase de psicópatas son
quizás, mucho más o tan peligrosos como los psicópatas clínicos, en tanto se
hayan embozados, ocultos, al asecho de sus víctimas “…representa el sujeto más preparado para arruinar nuestras vidas y
socavar nuestra confianza en las instituciones sociales. Su presencia en las
diferentes áreas de la jerarquía social (justicia, política, finanzas, etc.)
hace un enorme daño, porque las corrompe” (Soliva, 2008).
En este artículo me
propongo destacar las principales características del psicópata socialmente
integrado como de sus estrategias de desconexión moral, para superar situaciones
de disonancia cognitiva en las que sus crímenes o abyecciones lo sitúan a
menudo. Así mismo, quisiera plantear algunas reflexiones sobre la clase de
sociedad, es decir, la clase de sistema socio-cultural (económico, político y
cultural) que propicia la aparición y desarrollo de este tipo de personalidades
patológicas y el encumbramiento que estas alcanzan en sectores fundamentales
del entramado social: la política, la administración de justicia, lo medios de
comunicación, la instituciones de salud, las finanzas etc.
Características
de la personalidad Psicópata
“La psicopatía es un trastorno psicológico caracterizado por una
total escisión entre la razón y la emoción. La literatura existente sobre el
tema nos informa que esta alteración de la personalidad denominada psicopatía
posee dos dimensiones o componentes, por un lado las características de
personalidad y por otro los comportamientos. El primer componente incluye
aspectos de la personalidad en sentido estricto tales como la capacidad de
fascinar de los psicópatas, la valoración grandiosa del yo, su capacidad de
engañar y manipular, así como la crueldad y la falta de remordimientos,
motivada por la escasa o nula vinculación emocional con los otros. El segundo
componente abarca los comportamientos antisociales y agresivos, responsables de
una vida marcada por el ansia de vivir estímulos continuados y situaciones
límite” (Soliva, 2008).
FIGURA
1: Características de la personalidad psicópata. Diseño propio tomado de (Soliva, 2008)
La Organización Mundial
de la Salud “…manejan porcentajes de psicopatía entre el 1-2 % de la población
mundial, lo que representa a un gran número de seres humanos aquejados de
psicopatía. Estadísticamente, según Mª Ángeles Luengo (2), puede existir un
psicópata entre cada 100 personas, pero ese 1% no significa un criminal, ya que
la psicopatía puede expresarse a través de la
crueldad de un empresario, la ambición desmedida de un político, etc...” (Soliva, 2008)
Quizás una de las
características más destacadas del psicópata es su tendencia a usar a los demás,
para Garrido Genovés citado por (Soliva, 2008) “El trastorno de la psicopatía supone que el
sujeto que la padece en su grado más elevado es incapaz de mantener una
relación plenamente humana con los demás. Es decir, se considera al otro como
un medio para sus fines, no como alguien que posee derechos y dignidad que
deba respetar. Así, el pensamiento de
los psicópatas se rige por la máxima de satisfacer las necesidades personales,
generalmente las de control y poder. Y en la consecución de estos fines, es muy
habitual que diga y haga cosas que nos parezcan absurdas y gratuitas.”
“Lo
importante a destacar es que no existe el freno de la empatía, de la
preocupación por el bienestar del otro, tal y como expresaba Hare, la ausencia
de conciencia es otra de las características del psicópata, así como la
incapacidad de sentir culpa o remordimiento” (Soliva, 2008)
Hervey Milton Cleckey en
su obra The mask of sanity: an attempt to clarify some issues about the
so-called psychopathic personality estableció 16 criterios que caracterizan al psicópata
en general y desde luego al psicópata subclínico (Tomado de (Perez, 2014)
y (Soliva, 2008):
1. Encanto superficial y
buena "inteligencia".
2. Ausencia de delirios y
de otros signos de pensamiento irracional
3. Ausencia de
"nerviosismo" o de manifestaciones neuróticas psiquiatría.
4. Poca fiabilidad
5. Falta de sinceridad
6. Falta de remordimiento
y de vergüenza
7. Insuficientemente
motivados y conducta antisocial
8. Pobre juicio y falta
de aprendizaje por experiencia
9. Egocentricidad y
patológica incapacidad para el amor
10. Pobreza en las
reacciones afectivas
11. Específicos de la
pérdida de visión
12. Apatía, en general,
en las relaciones interpersonales
13. Fantástico y
comportamiento experimental con la bebida
14. Rara vez llevan a
cabo el suicidio
15. Vida sexual
impersonal, trivial, y poco integrados
16. El incumplimiento de
cualquier plan de vida
“Esas dieciséis
características se engloban en los criterios básicos, presentados por el mismo
Cleckley para identificar al psicópata y son cuatro: 1) una apariencia exterior de normalidad, 2) una falta de respuesta al
castigo y a otros sistemas de control social, 3) una insensibilidad afectiva, y
4) el más importante, la constatación de que la conducta delictiva no es la
característica esencial para definir la psicopatía.[1] Así, el psicópata será definido por sus
acciones de crueldad hacia los demás, sean esas delictivas o no. Según escribió
Cleckley, los psicópatas enmascaran su auténtica psique presentándose como
individuos absolutamente normales, e incluso pueden ser extremadamente
encantadores y seductores. Para el eminente experto en psicópatas Robert Hare
los psicópatas no son solo los fríos asesinos de las películas. “Están
en todas partes, viven entre nosotros y tienen formas mucho más sutiles de
hacer daño que las meramente físicas. Los peores, dice, llevan ropa de marca y
ocupan suntuosos despachos, en la política y las finanzas. La sociedad no les
ve, o no quiere verles, y les consiente” (Soliva, 2008)
Como quedo expresado
arriba, el psicópata subclínico o socialmente integrado o también llamado psicópata
marginal es para Genovés citado por (Soliva, 2008) “una amenaza mucho
más formidable que la anterior, ya que en este caso la gente que le rodea
desconoce su enfermedad. Según este eminente profesor de universidad, dentro de
la categoría de los psicópatas integrados socialmente, existen, a su vez, otras
dos subcategorías. En primer lugar, está el psicópata que todavía no ha sido
descubierto pero que es un delincuente, que viola las leyes, pero esconde esta
condición porque lleva una vida aparentemente normal. En esta subcategoría
están los asesinos en serie y los violadores que trabajan ocho horas, los
hombres que golpean brutalmente a sus esposas e hijos en la impunidad del
hogar, los policías que dirigen redes de prostitución, e incluye también a los
industriales y los banqueros que llevan a la ruina a muchas familias mientras
se codean con políticos y gente de la farándula, y también incluye a los
respetables líderes de sectas que abusan sexualmente y explotan a sus
seguidores”.
“La otra subcategoría del
psicópata integrado la comprenden aquellos individuos que, sin llegar
técnicamente a delinquir, se convierten en fuente de amargura y desesperación
de los que les tratan, ya sean familiares o compañeros de trabajo. Aquí podemos
hablar de esposos que traicionan y humillan a sus esposas, de los hijos que por
su comportamiento hacen peligrar la cordura de sus padres, Garrido incluye en
esta subcategoría a los colegas en el trabajo que se aprovechan del esfuerzo de
los demás en su propio beneficio. A tenor de la anterior clasificación podemos
afirmar que el instigador de un acoso moral lo vamos a encontrar en el apartado
de psicópatas integrados, tanto entre la subcategoría de
delincuentes-no-descubiertos como del grado menor de psicopatía de
no-delincuentes pero si muy destructivos para sus semejantes. Para Garrido
Genovés cuanto mayor sea la intensidad del trastorno psicopático, mayor
posibilidad habrá de que estos individuos participen en actos violentos o
antisociales como engaños, robos, fraudes y corrupciones. (Soliva,
2008)
Finalmente (Soliva, 2008) presenta algunos ejemplos
históricos de psicópatas socialmente integrados: “Gilles de Rais ( -) Vamos a
empezar este recorrido histórico con un héroe nacional francés: Gilles de Rais,
el ayudante de Juana de Arco que posteriormente fue conocido como “barba azul; en las artes Pablo Picasso; Arthur Koestler, Andy Warhol; en las finanzas Francisco Paesa Sánchez; en la política Hitler, entre
otros.
La peligrosidad del psicópata
socialmente integrado es inmensa especialmente cuando asumen cargos de
responsabilidad en la política o en las finanzas “los psicópatas no son las
personas mejor preparadas para detentar el poder ya que resulta que cuando los
líderes políticos y de gobierno padecen trastornos psicopáticos acaban con la
vida de muchas personas. Cuando los individuos con personalidad psicopática
ocupan cargos de responsabilidad, la gravedad de las consecuencias de sus
acciones está en relación directa con la importancia del cargo, no sólo debido
a las repercusiones de los actos de quienes dirigen, sino al número de personas
que se ven afectadas por sus decisiones. Esos dirigentes se consideran en posesión
de verdades absolutas, ignoran y desprecian las opiniones mayoritarias de los
ciudadanos que le otorgaron el poder, mienten y manipulan para conservarlo, y
son totalmente insensibles a los sufrimientos que puedan derivarse de las
acciones que promueven. Sólo prima en ellos el logro, al precio que sea, de los
objetivos que se han trazado de manera inflexible” (Soliva,
2008).
¿Cuál
es el mecanismo psicológico que explica la desvinculación o desconexión moral
que alcanza el psicópata respecto de su víctima y que le ayuda a demás a
superar cualquier disonancia cognitiva que pueda surgir como consecuencia de su
conducta sádica?
Todas las personas a lo
largo de nuestras vidas hemos experimentado situaciones de disonancia cognitiva o como lo llamarían la filosofía conflicto moral, consiste en la tensión
psicológica entre un hecho causal y nuestra actitud frente a él, el lapso o
segmento que va desde la producción del hecho y nuestra respuesta actitudinal
lo podemos llamar disonancia cognitiva. “Las
personas tienden a mantener coherencia y consistencia entre las acciones y los
pensamientos. Cuando no es el caso, las personas experimentan un estado de
disonancia cognitiva (Festinger, 1957)” citado por (Bietti, 2009). El problema estriba
en la forma en que respondemos al hecho causal, es decir, la forma como
resolvemos el conflicto moral o la disonancia cognitiva, si en forma productiva
en términos humanos o adoptando las estrategias típicas de la personalidad psicópata.
Por ejemplo: “…cuando una
persona sabe que su vecino maltrata a su esposa y, sin embargo, se queda con
los brazos cruzados. En lugar de intervenir de algún modo para obstaculizar la
violencia (que condena), justifica la inacción con pensamientos del tipo “todos
los matrimonios tienen problemas”. Desde el momento en que conoce el maltrato
hasta que decide no intervenir, esta persona experimenta un estado de
disonancia cognitiva.” (Bietti, 2009)
En tratándose de sujetos
con personalidad psicópata recurren a las siguientes estrategias de desconexión
moral para resolver situaciones de disonancia cognitiva:
“1) Justificación
del acto inmoral: consiste en una reconstrucción cognitiva del acto
inmoral, que es interpretado como una acción que será beneficiosa para alcanzar
objetivos aceptables según las normas morales y sociales. Esta reinterpretación
se sostiene en un pensamiento utilitario que legitima la acción, ya que el
logro de un objetivo mayor justifica el acto inmoral. Por ejemplo, un oficial
de policía puede justificar la tortura de un presunto terrorista aduciendo que
el objetivo de este acto inmoral es conseguir información para prevenir futuros
actos terroristas. Otra estrategia de justificación reside en resaltar las
ventajas comparativas del acto inmoral en relación a acciones cometidas por
otros que serían peores. Por ejemplo, la no intervención de un testigo ante un
hecho de violencia se justifica argumentando que esa falta de compromiso tiene
mucha menos gravedad que el acto inmoral en sí mismo.
2) Negación y rechazo de la
responsabilidad individual: se basa en que el individuo responsable de
cometer un acto inmoral sostiene que con su comportamiento no tuvo intención de
lastimar a la(s) víctima(s). Normalmente, el individuo dice que las
circunstancias lo llevaron a cometer el acto inmoral. El responsable se percibe
a sí mismo como si estuviera controlado desde el exterior y, por consiguiente,
sin ningún tipo de responsabilidad sobre sus actos inmorales. También podemos
encontrar casos en los que el individuo responsable de cometer un acto inmoral
se percibe a sí mismo como una parte poco importante del grupo. Por ello,
percibe que sus actos no tienen mayores consecuencias y que, al final, no está
lastimando a nadie. Entre los ejemplos más comunes encontramos a los ladrones
de tiendas que sostienen que eso no es importante porque lo hace mucha gente,
así como a las personas que no se preocupan por el medio ambiente porque nadie
lo hace.
3) Negación y rechazo de las
consecuencias negativas: en este mecanismo de legitimación el foco está
puesto en que, al final, las consecuencias de un acto inmoral no perjudicaron
directamente a nadie. Por ejemplo, podemos observar el uso de este mecanismo
cuando un ladrón de autos expresa que el dueño del auto robado obtendrá uno
nuevo porque seguramente el auto robado estaba asegurado, con lo que él no le
habrá hecho daño alguno. Este mecanismo predice que, cuando las personas no son
enfrentadas con el sufrimiento de sus víctimas, su disposición para cometer
actos inmorales aumentará.
4) Negación y rechazo de la
víctima: el responsable de cometer un acto inmoral responsabiliza a la
víctima, atribuyéndole culpabilidad por la situación. Esto hace que el
responsable de las acciones inmorales no sienta culpa, sino un sentimiento de
que se encuentra realizando acciones justas y necesarias. En los casos de
violencia doméstica, una madre puede legitimar acciones violentas hacia su hijo
aduciendo que se lo merecía porque obtuvo una mala calificación en la escuela.
Otro modo de desvincularse moralmente de la víctima es la deshumanización, que
consiste en un proceso progresivo de degradación que termina sustrayéndole a la
víctima sus derechos, rasgos personales y cualquier tipo de característica que
pueda generar
empatía con otros seres humanos. La tortura y los asesinatos en genocidios y
guerras normalmente son legitimados por medio de un proceso de deshumanización”.
Tomado de (Bietti, 2009).
Es evidente que este
trastorno grave de la personalidad se extiende progresivamente en contextos
violentos, en tanto representa la forma improductiva como los individuos trascienden
sentimientos de miedos, impotencia y frustración al tiempo que refleja historias
vitales de dolorosa violencia, un adulto maltratador fue un niño maltratado.
Los trastornos de la personalidad de
orientación sádica o psicopática, en mi opinión son socialmente modelados, en
consecuencia no comparto las tesis marcadamente biologicistas que atribuyen
estas patologías a desequilibrios químicos en la fisiología del cerebro.
Uno de los cuadros más
famosos del pintor Francisco de Goya es el titulado “El sueño de la Razón
produce monstruos”, sin embargo, no es la razón la que los produce, es un
estilo de vida contrario a la naturaleza humana, es una forma de vida
societaria de tipo autoritario que privilegia las cosas sobre el hombre, que lo
usa y despoja de todo, incluso de su dignidad. Pero a esta forma deshumanizada
de organización social, hemos contribuido todos y solo pensando en función de
lo que es bueno para el hombre y la mujer en términos humanos podremos
transformarla, solo si el hombre y la mujer comprenden que es en la realización
de sus potencias vitales como puede alcanzar la felicidad y un mundo
humanamente configurado, solo entonces digo, desaparecerán los monstruos.
Referencias
Bietti, L. M. (2009). Disonancia cognitiva: procesos cognitivos para
justificar acciones inmorales. Ciencia Cognitiva. Revista electronica de
divulgación 3:1, 15-17.
Perez, A. A. (2014). El psicopata subclinico: sus
manifestaciones y comportamientos. Derecho y Cambio Social, 1-10.
Soliva, M. P. (2008). Aproximación al Picopata socialmente
integrado. Interpsiquis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario