LA EDUCACIÓN EN TIEMPOS DE PANDEMIA
INTRODUCCIÓN:
Los típicos procesos de Enseñanza-Aprendizaje
(presencialidad, clases magistrales, actividades escolares,
revisión-calificación, exposiciones, etc.) han sido drásticamente alterados con
ocasión del COVID-19 y su capacidad de propagación. Este virus, en ausencia de
vacunas o tratamientos eficaces, obliga
(para salvar vidas) ha confinar a miles de personas en sus hogares para
evitar el contagio y el colapso de los ya precarios sistemas sanitarios.
En consecuencia, “la educación se ha desplazado a las
casas”, al menos así piensan diversas autoridades educativas, lo cierto, es que solo algunas cosas que
hacen los niños, adolescente y jóvenes con ayuda de sus padres en sus hogares,
pude ser llamado ontológicamente Educación[1].
La educación como fenómeno social y cultural involucra muchas dinámicas que no
pueden desarrollarse en los hogares, sin embargo, en razón a los hechos, hoy
tenemos a nueve millones de niños, adolescentes y jóvenes en sus casas[2],
intentando, junto con sus padres y profesores, utilizar las Nuevas Tecnologías
de la Información y Comunicación.
Sin embargo, ¿Qué esperamos
los docentes con la utilización de las
TICs? ¿Qué esperamos enseñar? ¿Qué queremos que los estudiantes aprendan? ¿Cómo
podemos lograr que nuestro “celo magisterial” no termine por estresar, preocupar
o enfermar a los educandos? ¿Qué cosa es llevar el “aula a casa”? ciertamente, no pueden ser las mismas dinámicas
tradicionales utilizadas en los salones de clase, cambiar por ejemplo, las clases magistrales por clases virtuales (tan magistrales como
siempre), así las llamemos con un
exceso de pedantería “Video conferencias” o “conferencias sincrónicas”, etc. Es
decir, hacer lo mismo que hacíamos en las aulas pero a distancia y mediados por
las TICs. Ese no puede ser el enfoque con que docentes e Instituciones
Educativas enfrenten las nuevas circunstancias que ha impuesto la actual
emergencia sanitaria.
Los Docentes
debemos entender que no estamos frente a una situación normal, las familias
y los estudiantes no solo deben enfrentar un virus potencialmente letal que
obliga a su confinamiento en condiciones muchas veces de hacinamiento, también
deben enfrentar la severa crisis económica que la paralización de todas las
actividades productivas genera (desempleo, hambre, miseria, violencia, etc.)
para añadir preocupaciones relacionadas con la escuela: “tareas o actividades
virtuales”, plataformas, ordenadores, acceso a internet, plazos, condiciones,
exigencias, etc.
Estamos en un país que no está preparado para
enfrentar una crisis sanitaria como el COVID-19, (o cualquier otra crisis, sea
de la naturaleza que sea). Más del 40%
de los hogares colombianos no tienen acceso a internet y tampoco tienen
computador o dispositivos móviles, en consecuencia los docentes no pueden
esperar que los estudiantes se desempeñen de la misma forma en que lo harían en
las aulas.
Cualquiera esperaría razonablemente,
que la nota o la calificación, no fuera el criterio determinante para definir
la política institucional en medio de la crisis, sin embargo, hay docentes que
insisten en calificar “la vagancia” presunta en los estudiantes.
Evidentemente hay estudiantes que en
las aulas no demuestran el interés necesario por el conocimiento o por el
aprendizaje (lo que los académicos llaman ausencia de motivación intrínseca),
pero este fenómeno no se resuelve con el
expedientes autoritario de la “mala nota”. Cuando una persona no tiene interés,
muy difícilmente lo alcanza a fuer de malas calificaciones. El desinterés de
los estudiantes por el conocimiento tiene múltiples causas, una de ellas tiene
que ver con la forma en que los establecimientos educativos gestionan sus
prioridades: ¿Para qué enseñar?, ¿Qué enseñar?, ¿Cuándo, cómo y con qué lo
hacemos?, ¿Cómo evaluamos?
“El quehacer educativo necesariamente tiene como trasfondo una determinada concepción del hombre y de la
sociedad y sólo desde ella se podrá definir el papel que en dicho proceso
debe cumplir la educación. Definir la
finalidad de la educación es, comprometerse con una concepción del hombre y de
la sociedad en sus aspectos psicológicos, sociales, antropológicos y
filosóficos”. (Samper, 1997)
Evidentemente concepciones como las
del maestro afectado de “celo magisterial”, o la de aquellos que privilegian la
actividad, sobre los aprendizajes no respondes a concepciones de contenido
humanista-constructivistas.
MODELOS DE EDUCACIÓN FLEXIBLE
El MEN en coordinación con las SEM a
través de la Directiva No. 5 del 25 de mayo, las circulares 21 del 17 de marzo,
152 del 1 de abril, 268 del 19 de abril, entre otras, recomiendan a los
Establecimientos Educativos que “de acuerdo a sus trayectorias escolares,
niveles de apropiación de TICs y autonomía intelectual… asumir desde la flexibilidad curricular y pedagógica los siguientes
enfoques: el auto-cuidado, el cuidado de los otros, el aprendizaje autónomo,
etc.”, en ese orden de ideas, el MEN es enfático al afirmar que el trabajo debe
realizarse desde los Modelos Educativos Flexibles, eso quiere decir que la
“educación Online o Virtual” es apenas un modelo flexible de educación, pero no
el único, por eso el MEN y las SEM,
ofrecen a educadores y estudiantes un amplio abanico de recursos audiovisuales
a través de la Web, la televisión e incluso la radio como alternativas
(relativas) a la presencialidad escolar.
La “educación online” no se hace
siguiendo los mismos parámetros que le son propios a la educación presencial,
“…cuando construyes un curso online desde un inicio tienen otras acciones sobre
cómo elaborar el proceso de aprendizaje del estudiantes pues sabes que a los
alumnos no los vas a tener al frente. Entonces estructuras planificaciones de
forma diferente, al igual que las actividades son diferentes, la estrategia de
entregar el conocimiento es diferente”[1].
En consecuencia, que los educadores se empeñen en realizar con sus estudiantes
clases virtuales (por zoom, audio conferencias, etc.) da cuenta del
desconocimiento que tienen los educadores de la “educación online” y más aún de
los Modelos de Educación Flexible.
Ahora bien, si la “educación Online”
es apenas una estrategia dentro de un conjunto más amplio de posibles
alternativas en un contexto de Educación Flexible que se caracteriza por la “flexibilidad curricular y pedagógica”, surge
la cuestión: ¿Qué enseñar y cómo?
¿QUÉ ENSEÑAR? Y ¿CÓMO ENSEÑAR? A LOS ESTUDIANTES EN MEDIO DEL
CONFINAMIENTO OBLIGATORIO POR EL COVID-19
El MEN enfatiza el auto-cuidado, el
cuidado de los otros, aprendizaje autónomo y colaborativo cómo núcleo central
del proceso de enseñanza aprendizaje en el contexto de la cuarentena. De modo
que lo que el MEN espera, es que en las
actuales circunstancias, el educador promueva en sus educando habilidades
cognitivas, procedimentales y afectivas y NO Contenidos específicos; evaluación
formativa que es esencialmente cualitativa y centrada en las habilidades
desarrolladas por los estudiantes y no evaluaciones cuantitativas centradas en
contenidos y actividades; desarrollo y no reprobación.
En ese orden
de ideas la escuela en este nuevo escenario, debería enfatizar[2], a
través del esfuerzo conjunto de todos los educadores, fundamentalmente dos
cosas: el desarrollo de habilidades de pensamiento crítico (a través de la
lectura crítica) y actitud científica.
Los docentes
pueden impulsar, respetando desde luego las peculiaridades propias de cada
asignatura, ejercicios de lectura crítica, de lectura comprensiva, a través de escritos contextuales que sitúe a los
estudiantes frente a realidades como las que ahora vivimos, por ejemplo, frente
al COVID-19. Este tipo de lecturas debería plantear
al estudiante cuestiones como las
causas que explican la actual crisis sanitaria en el país y el mundo, la
incapacidad de muchos países, como Italia, España, EE.UU, Ecuador y Colombia,
para enfrentar eficazmente la crisis, etc.
El texto
puede plantear problemas como
¿Cuáles son las quejas recurrentes de médicos y enfermeras en Colombia? ¿Por
qué formulan estas quejas? ¿Pueden los cálculos meramente matemáticos anticipar
el curso de la epidemia, sin contar con una base real de pruebas efectivamente
realizadas a las personas? ¿Los gobiernos, en medio de esta crisis, han
privilegiado la economía sobre la vida de millones de personas o al revés?
Preguntas que exigirán a los estudiantes entre otras, habilidades de
pensamiento de orden superior como análisis, síntesis, clasificación,
relaciones hipotéticas deductivas o inductivas, críticas, formulación de hipótesis, etc. Procedimentales y socio-afectivas.
Preguntas
semejantes, relacionadas con las competencias específicas que deben promover
cada área y el contexto en el que vivimos, pueden ser un instrumento válido
para el desarrollo de una habilidad tan estimada y necesaria como el
pensamiento crítico o la criticidad como actividad intelectual permanente. Es
importante aprovechar esta coyuntura para contribuir a la comprensión racional
del mundo y superar las interpretaciones supersticiosas, mágico-religiosas y buscar la verdad.
Estas
iniciativas no requieren la presencialidad del alumno en términos de conexión a
una cierta hora y en un cierto día y en una cierta jornada a video conferencias
o “conferencias sincrónicas”, etc.
Tampoco la entrega específica de un trabajo según normas APA o cualquier
otro protocolo absurdo en el contexto actual, se espera tan solo evidenciar, el desempeño de los estudiantes en
lectura critico-comprensivo, es decir, establecer si el estudiante ha mejorado
en capacidad para identificar las proposiciones esenciales de un discurso, si es capaz de formular posturas personales
respecto de los autores estudiados, etc.
También es importante conocer que estrategias moviliza para la realización de la actividad y si es o no consciente de esas estrategias, cómo evalúa la actividad, qué aprendió y en qué contextos diferentes utilizaría lo aprendido. Cualquiera puede notar que la evaluación en el contexto de lo que aquí se propone es cualitativa y de ningún modo califica (con notas) el desempeño, por el contrario alienta el error, la posibilidad de equivocarse como condición necesaria para hacer ciencia, la formulación de preguntas, la indagación, etc.
También es importante conocer que estrategias moviliza para la realización de la actividad y si es o no consciente de esas estrategias, cómo evalúa la actividad, qué aprendió y en qué contextos diferentes utilizaría lo aprendido. Cualquiera puede notar que la evaluación en el contexto de lo que aquí se propone es cualitativa y de ningún modo califica (con notas) el desempeño, por el contrario alienta el error, la posibilidad de equivocarse como condición necesaria para hacer ciencia, la formulación de preguntas, la indagación, etc.
Ahora bien,
como ayudar a los estudiantes que por diversas circunstancias no tienen
internet, ordenadores, dispositivos móviles que los pongan en contacto con la
escuela y sus profesores:
PROPUESTA ALTERNATIVA PARA ESTUDIANTES CON
DIFICULTAD DE CONECTIVIDAD EN TIEMPOS DE CONFINAMIENTO OBLIGATORIO
La realidad en Colombia es que hay
miles de estudiantes en las zonas rurales y aún en las zonas periféricas de las
grandes ciudades sin acceso a internet, sin ordenadores, sin dispositivos móviles
que los pongan en contacto con la escuela y sus profesores. La solución para
estos niños, adolescentes, jóvenes y sus padres, no debe ser el desplazamiento
hasta los Establecimientos educativos a recoger “los trabajos”, en medio de un
confinamiento obligatorio que tiene por objeto salvar vidas. La alternativa a
mi juicio debe ser, a la hora de retornar a las aulas[3], es
adoptar programas específicos para todos, pero especialmente para aquellos que
estuvieron, tanto tiempo estuvieron marginados de las experiencias académicas
que los docentes propusieron durante la cuarentena. Propongo las estrategias
orientadas hacia la “Aceleración Cognitiva” (Solarte, 2017).
La
aceleración cognitiva son estrategias de enseñanza-aprendizaje que parten de la
idea según la cual, es posible el avance cualitativo en las estructuras
intelectuales de cualquier individuo, así se encuentre en estado de deprivación
cultural (relativa), siempre que se le exponga gradual y progresivamente:
- -
A las ideas científicas.
-
-A la forma en que se construyen esas ideas.
- -
Al tipo de operaciones intelectuales a las que debe
acudir el científico para formularlas, etc.
Estas
estrategias fomentan el desarrollo
autónomo, “Nos exige sobre todo
saber ponernos a un lado, de modo que sean ellos (los estudiantes), los
protagonistas de su formación y no, meros receptores de información. Pero no
significa que estemos demás. Nuestro papel fundamental, como formadores de
competencias científicas, no es el de dispensadores de información… ni mucho menos controladores de su
pensamiento mediante la calificación. Se nos invita a asumir en cambio, el
papel de gestores y motivadores de una comunidad de pensadores en interacción
socio-cognitiva, que razonan con autonomía que <<hablan ciencia>>
por cuenta propia” (Solarte, 2017)
Es posible en
consecuencia, contribuir a la inserción de niños, adolescentes y jóvenes a
grupos de experiencia más avanzados, si se los pone en contacto con una metodología
específica que gire en torno a:
1. Ideas
Científicas: un estudiante se puede apropiar
significativamente de los conceptos científicos si tienen, por ejemplo,
relación directa con las proposiciones que los caracterizan, explican,
diferencian, a demás de las relaciones que establecen con sistemas
proposicionales más generales.
2. Las formas
en que se construye el pensamiento científico, lo que implica relacionar al
neófito estudiante con la “mecánica interna” de la ciencia: la investigación y
el método científico.
3. Las
Operaciones Mentales, es indispensable familiarizar al estudiante con el tipo
de habilidades cognitivas o intelectuales propias del razonamiento cinetífico.
Los que
planteo es que en los cursos de ciencias formales y factuales se familiarice a
los estudiantes (especialmente a aquellos que sufrieron una interrupción
relativamente prolongada de experiencias formativas) con los factores
estructurales de las disciplinas científicas a su cargo: conceptos,
procedimientos, operaciones. Desde luego parto de la “presunción legal” de que
estos factores son conocidos por los maestros.
CONCLUSIONES
1. Los
típicos procesos de Enseñanza-Aprendizaje (presencialidad, clases magistrales,
actividades escolares, revisión-calificación, exposiciones, etc.) han sido
drásticamente alterados con ocasión del COVID-19 y su capacidad de propagación.
En consecuencia, “la educación se ha desplazado a las casas”, al menos así
piensan diversas autoridades educativas, lo
cierto, es que solo algunas cosas que hacen los niños, adolescente y jóvenes
con ayuda de sus padres en sus hogares, pude ser llamado ontológicamente
Educación.
2. La educación como fenómeno social y
cultural involucra muchas dinámicas que no pueden desarrollarse en los hogares,
sin embargo, hoy tenemos a nueve millones de niños, adolescentes y jóvenes en
sus casas, intentando, junto con sus padres y profesores, utilizar las Nuevas
Tecnologías de la Información y Comunicación.
3. La
utilización de las TICs por parte de los docentes, no puede convertirse en la reproducción Online de las mismas dinámicas
tradicionales utilizadas en los salones de clase, cambiar por ejemplo, las clases magistrales por clases virtuales (tan magistrales como
siempre). Es decir, los docentes no
podemos hacer mediados por las TICs, lo mismo que hacíamos en las aulas. Ese no
puede ser el enfoque con que docentes e Instituciones Educativas enfrenten las
nuevas circunstancias que ha impuesto la actual emergencia sanitaria.
4. Los Docentes debemos entender que no estamos
frente a una situación normal, las familias y los estudiantes no solo deben
enfrentar un virus potencialmente letal que obliga a su confinamiento en
condiciones muchas veces difíciles, también deben enfrentar la severa crisis
económica que la paralización de todas las actividades productivas genera, para
que los docente además, agreguemos preocupaciones relacionadas con la escuela:
“tareas o actividades virtuales”, plataformas, ordenadores, acceso a internet,
plazos, condiciones, exigencias, etc.
5. El MEN en
coordinación con las SEM recomiendan a los Establecimientos Educativos que “de
acuerdo a sus trayectorias escolares, niveles de apropiación de TICs y
autonomía intelectual… asumir desde la
flexibilidad curricular y pedagógica los
siguientes enfoques: el auto-cuidado, el cuidado de los otros, el
aprendizaje autónomo, etc.”, en ese orden de ideas, el MEN es enfático al
afirmar que el trabajo debe realizarse desde los Modelos Educativos Flexibles.
6. El MEN
espera que en las actuales circunstancias, el educador promueva en sus educando
habilidades cognitivas, procedimentales y afectivas y NO Contenidos
específicos; evaluación formativa que es esencialmente cualitativa y centrada
en las habilidades desarrolladas por los estudiantes y no evaluaciones cuantitativas
centradas en contenidos y actividades; desarrollo y no reprobación.
7. Las
opciones Online, no requieren la presencialidad del alumno en términos de
conexión a una cierta hora y en un cierto día y en una cierta jornada a video
conferencias o “conferencias sincrónicas”, etc.
Tampoco la entrega específica de un trabajo según normas APA o cualquier
otro protocolo absurdo en el contexto actual,
8. El papel
del docente no es el de un mero productor de actividades o un simple
dispensador de notas, se espera de él capacidad para evidenciar, el desempeño de los estudiantes en lectura
critico-comprensivo (por ejemplo), es decir, establecer si el estudiante ha
mejorado en capacidad para identificar las proposiciones esenciales de un
discurso, si es capaz de formular
posturas personales respecto de los autores estudiados, etc.
9. Se espera
que el docente estimule en sus estudiantes capacidades que los hagan
conscientes de las estrategias que movilizan para la realización de la
actividad, para evaluarla, entre otras. Que sea capaz de identificar sus
aprendizajes y los contextos en que puede utilizar lo aprendido. La evaluación
en el contexto de lo que aquí se propone es cualitativa, y de ningún modo califica
(con notas) el desempeño, por el contrario alienta el error, la posibilidad de
equivocarse como condición necesaria para hacer ciencia, la formulación de
preguntas, la indagación, etc.
10. En
Colombia hay miles de estudiantes en las
zonas rurales y aún en las zonas periféricas de las grandes ciudades, sin
acceso a internet, sin ordenadores, sin dispositivos móviles que los pongan en
contacto con la escuela y sus profesores. Se sugiere adoptar con ellos
programas específicos en estrategias orientadas hacia la “Aceleración
Cognitiva” que enfatice las ideas científicas, la forma en que se construyen
esas ideas y en el tipo de operaciones intelectuales a las que debe acudir el
científico para formularlas.
Bibliografía
Hidalgo, M. C. (25 de 02 de 2013). Informatica
y computación. Obtenido de
http://manuelcruzhidalgo19.blogspot.com.co/2013/02/informes-y-reportes_8863.html
Ricardo
Rosas, C. S. (2003). Piaget, Vigotski y Maturana. Constructivismo a tres
voces. Buenos Aires: Aique grupo.
Samper, J. d.
(1997). Los Modelos Pedagógicos. Tratado de Pedagogia conceptual.
Bogotá: Fundación Alberto Merani.
Solarte, C.
U. (2017). Educar Mentes para Pensar. Desarrollo científico en el aula.
Cali: Programa Editorial Universidad del Valle.
[1] Cristian
Celedón, experto en Educación: «Una clase por zoom no es una formación online»
Tomado de https://timeline.cl/2020/04/cristian-celedon-experto-en-educacion-una-clase-por-zoom-no-es-una-formacion-online/
consultado el 1 de mayo de 2020
[3] Porque a las Aulas
retornaremos y también a la escuela, porque la virtualidad no proporciona una
condición esencial del desarrollo: la socialización. La inteligencia es un
fenómeno individual, ciertamente, pero modelada socialmente. No existen ratones
de biblioteca, el conocimiento como su adquisición es un proceso social, que
empieza en las escuelas, en las aulas bulliciosas, donde las interacciones
intra-subjetivas, son necesarias para el aprendizaje y el desarrollo. Somos
seres gregarios y ninguna virtualidad puede sacrificar esa condición de
naturaleza, sin riesgo para la propia salud mental.
[1] Si se entiende la
educación como un fenómeno social y cultural complejo, en el que participan
personas, contextos, representaciones, diálogos, interacciones, etc., en
relación dialéctica, es decir procesos cualitativos de socialización.
[2] Y es muy probable que esta circunstancia NO cambie en el corto o
mediano plazo.